Hoy voy a comenzar confesando que yo estudié en un colegio para niños ricos. En los colegios para niños ricos se estudiaba francés y se tocaba el arpa, pero al que fui yo era muy moderno: se estudiaba inglés y no se tocaba ningún instrumento (eso era cosa de músicos, que son como los mimos de las ramblas o los mendigos de las puertas de las iglesias). Esa moda de ahora de que los niños anden por ahí con flautas dulces, atacando los tímpanos de los viandantes, nos parece inadecuada; si alguien hubiese llevado una flauta dulce a mi colegio, los demás niños ricos se la hubiesen incrustado en el recto, para que al tirarse pedos sonase Frère Jacques. Más tarde, en nuestra maloliente y grasienta adolescncia, llegaría la oleada de muchachos con tin wistles y flautas dulces asomando de sus macutos militares, tocando cosas de Gwendal, aquellos compañeros que un amigo de mi hermano llamaba choni vegetales (¿qué será de ese chico?; es más ¿qué será de mi hermano?). Pero estos niños ricos haciéndose pasar por hippies de segunda hornada pertenecen a otra historia.
Queda claro que otros tocaban para nosotros mientras nos acomodábamos en nuestras sillas y escuchábamos lo que un profesor nos iba poniendo en un reproductor de música, aparato que costaba tanto como un coche de tamaño mediano (incluyendo los altavoces el importe subía a microbús).
De aquellas audiciones me quedan muchísimos recuerdos de obras de música clásica. Algunas ya siendo muy joven había ido comprándolas en discos de vinilo, y seguramente andarán por ahí, pero como me parece un coñazo el plato reproductor de música, y todo lo que escucho lo escucho en un ipod (en auriculares, conectado a altavoces, al ampli del equipo de música, al coche…), he ido comprando cedés y bajándome obras de internet. Precisamente para bajarse música clásica está la página Classic Cat, que da acceso a miles de obras de cientos de compositores, en un formato agradable y sencillo (estas páginas de música gratuita con frecuencia son un batiburrillo de archivos mal etiquetados y peor colocados, que no sabe uno ni por dónde empezar. Respecto a las versiones hay de todo, pero si no te gusta alguna cosa que te bajes, puedes buscarla luego en versión Decca por rapidshare. Allá tu conciencia.
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