También dice este pobre cura, encomendado a justificar lo injustificable, que "no se debe hablar de pedofilia, sino de homosexuales atraídos por adolescentes". Ahí sí que ha puesto este señor el dedo en la llaga (¿o debería decir "en el estigma"?). Con esta frase, el papel activo y el pasivo se intercambian, saliendo a la luz el verdadero culpable: ese mozo de carnes frescas, prietas, nerviosas, que en explosión hormonal no se detiene ni ante lo más sagrado; ese chapero encubierto que tiende sus feromonas, como si de anzuelos se tratara, para atraer al protosanto ensimismado en su camino de perfección, que cree estar siendo guiado hacia al cielo por un ángel cuando en realidad está bajando las escaleras de un urinario público; las trompetas que anuncian su llegada al Edén son en realidad los chillidos del pobre niño arrastrado hacia la oscuridad.
Parafraseando al personaje de Santiago Segura en airbag: ¿quién iba a pensar que tenía 11 años?, ¡si es que los visten como putos! (http://www.frasesdecine.com/frasespel.php?pel=6)
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