Blog personal sobre aquello que me interesa (a mí, que no soy nadie) en cada momento, siempre que tenga ganas de escribir.
martes, 30 de junio de 2009
mamá
Mamá era encantadora durante el día. Nos quería muchísimo, y nos lo demostraba a todas horas. Sin embargo, por las noches mamá cambiaba totalmente, y ya no nos quería igual. Nos obligaba a permanecer en silencio en la habitación, mientras ella copulaba con desconocidos. Si nos atrevíamos a salir del catre para lo que fuera se ponía como loca, nos pegaba, nos insultaba y a patadas nos devolvía a la cama. En muchas ocasiones yo me meaba en la cama, porque ella no nos dejaba ni siquiera ir afuera a mear.
Un día, mamá mató a mi hermano. Digo mi hermano porque no tenía nombre. Era sólo mi hermano. Ella llegó borracha a casa y se lo encontró fuera de la cama. Le pegó una patada en la cabeza que lo lanzó contra la piedra del hogar, y ya no se movió más. Por la mañana, cuando mamá se volvió buena, lloró por lo que había hecho, pero ya no tenía solución.
Yo continué allí, con mucho cuidado para que no me encontrase por las noches, cuando se volvía un monstruo, y por la mañana volvía a ser cariñosa y preocupada. Yo siempre pensaba que de noche se convertía en un monstruo, y que era peligrosa, pero que ella no quería en realidad hacernos daño, sino que se convertía en otro ser.
Cuando fui haciéndome mayor, mi mamá comenzó a ser monstruo durante el día también, así que me fui de casa.
No volví a verla más.
échale la culpa al bugui
Michael Jackson merece estar en el panteón de músicos injustificadamente adorados, en el que entre otros estarían The Police y, como reina de la música de mierda, en lugar preferente, Madonna. A este olimpo de los mediocres se accede por ser repajoleramente malos en lo que hacen, carecer de originalidad y por tener sin embargo una descomunal cantidad de papanatas adoradores.
No entiendo la genialidad de Michael Jackson. Lo único que parece haber inventado este ser es el paso de baile denominado Moonwalk. Todo lo demás que se le asigna es más bien atribuíble a los que manejaban sus hilos. Él es la cara visible de un producto. No es músico, ni creador, ni genio. Es un cantante y bailarín que se sometió a las corrientes del show bussiness, primero encarnadas en un padre explotador y maltratador y luego en una industria que no entiende de seres humanos. Fue un burro, sin personalidad, enfermo mental, sometido a un ambiente demasiado fuerte para él que terminó triturándolo. Ahora, esa choubisnes que lo creó, lo picó bien picadito, le extrajo los tuétanos y nos los vendió, se dispone a poner de nuevo la máquina a funcionar para volvérnoslo a vender.
Además, MJ fue un delincuente. Su desequilibrio, al que le llevó una vida a la que lo normal le era ajeno, acabó haciendo de él un pederasta, un padre rarísimo (y peligroso), un ser rebosante de complejos, un horroroso negociante y, en definitiva, un ser con una personalidad tan frágil que las desgracias que no se buscaba él mismo se las inducían sus demonios de las discográficas.
Cuando se compró la inocencia en el caso de pederastia (el sistema judicial norteamericano es así; empastó bien a las familias afectadas para que retirasen los cargos, generando un caso de prostitución infantil con pago a trabajo realizado), se fue a un emirato (o sultanato, o reino, o lo que sea) árabe a vivir en un palacio que el emir (o sultán, o rey o lo que sea) ponía a su disposición a condición de que grabase un disco con su hijo. Apareció saludando a su mecenas vestido con un burka, en su línea "freak". Luego fue dando largas a lo del disco con el niño del emir hasta que éste lo demandó. Un tío con palabra, MJ.
Luego, no sé por qué, se acabó arruinando. Después de ser el mayor vendedor de discos de la historia de la música (de mierda), va y pierde todo el dinero. Una burra parda.
Y al final de su vida, va y se compromete a dar 50 conciertos en Londres. En línea con la caradura que gobierna su vida, no se sabe -oficialmente- por qué no daba conciertos ya, ni por qué se consideraba improbable que cumpla su compromiso. Tampoco sé por qué los medios no dijeron que era una persona degradada por una vida de excesos continuos, de desequilibrio mental, y de consumo de productos químicos para cambiar su aspecto y para vencer el dolor (¿físico? ¿mental? ¿ambos? quién sabe)…
Esto de los conciertos de Londres era un último esfuerzo, un movimiento a la desesperada para pagar las deudas monstruosas que este demente había adquirido quién sabe cómo (porque tampoco se dice claramente). Claro que, al palmarla, ha dejado con el pantalón bajado a los organizadores de esta tanda de conciertos. Y un tremendo cristo en eBay, que a ver ahora quién arregla lo de todas esas entradas revendidas a precios cósmicos.
Total que, según he leído por ahí, estaba preparándose para los conciertos de Londres cuando le dio un ataque al corazón. Su corazón no pudo con el esfuerzo… ni con la empanada de pastillas que se hincó antes de darse un chute.
jueves, 25 de junio de 2009
juegos viejunos (pacman, tetris, space invaders…)
Esta página hace clones perfectos de los juegos viejunos originales que se jugaban por cinco duretes en salas de máquinas.
martes, 23 de junio de 2009
Juegos didácticos y divertidos
Puzzle algebraico y ecuaciones visuales son dos juegos de matemáticas que permiten pasar un ratito entretenido y al mismo tiempo hacer un poco de ejercicio cerebral. Están en una página llamada Educaplus, elaborada por Jesús Peñas Cano, profesor de Física y Química. En esta página hay muchísimos juegos y material didáctico verdaderamente didáctico. La verdad es que por su calidad no parece una página hecha por un particular voluntarioso, sino un recurso profesional de alguna editorial u organismo público.
Me he pasado un buen rato haciendo otro jueguecito, esta vez de situar provincias españolas en el mapa. Me encantan los juegos de geografía.
Creo que voy a hacer alguna otra cosa, que si no se me va la mañana en tonterías.
domingo, 21 de junio de 2009
Marta la negra
Acabo de encontrarme con Marta la negra. Iba trastabillando con una muleta, demacrada y delgada como un espárrago triguero, con una blusa estampada en blanco y negro, con un aspecto muy joven y arregladita, pese a su evidente sidazo (¡toma prejuicio!, ¡pues anda que no podía ser perfectamente un cáncer de cuello de útero!). Iba con un hombre y dos adolescentes, chico y chica, que le ayudaron a meterse en el coche.
No quiero entrar en detalles (quiero, pero no debo), pero diré que con Marta viví un cortísimo y tórrido episodio. Era una reina punkie, una Siouxsie Nacional Popular Galega, clavada a la Kampanilla de Peter Pank (glorioso comic ochentero de Max). Lo que Kampanilla tenía por detrás (alas) la negra lo tenía por delante (*****). Imagináosla con la piel blanca, pantalón estrecho y camiseta de tirantes negra, erizada de pinchos metálicos y oliendo a colonia de bebé.
De aquello no queda apenas nada; una mujer madura prematuramente enferma, renqueando con aquella sonrisa de entonces, pero algo agriada.
Hola, ¿eres Marta? Sí, ¿quién eres tú? Soy Javier, ¿te das cuenta?, claro, todos hemos cambiado; como hace tanto que no nos vemos… Ah, sí, claro, que eras amigo de Pablo, ¿te acuerdas de Jorge? ¡Joder!, Jorge, perdona que no te había reconocido. Claro, sin la cresta… Joder, pues sí que hemos cambiado todos (silencio incómodo). Ja, ja, sobre todo yo, que estoy hecha una mierda. ¿Qué dices?, mira, estamos vivos, y eso es más de lo que pueden decir muchos de los de entonces. Mira, Javier, no sé si no me sería mejor haber muerto entonces. Y entonces no se me ocurre nada mejor que espetarle: ¡naaaah, mujer!, si estuvieras muerta no dirías eso.
Si es que cuando estoy inspirado…
No quiero entrar en detalles (quiero, pero no debo), pero diré que con Marta viví un cortísimo y tórrido episodio. Era una reina punkie, una Siouxsie Nacional Popular Galega, clavada a la Kampanilla de Peter Pank (glorioso comic ochentero de Max). Lo que Kampanilla tenía por detrás (alas) la negra lo tenía por delante (*****). Imagináosla con la piel blanca, pantalón estrecho y camiseta de tirantes negra, erizada de pinchos metálicos y oliendo a colonia de bebé.
De aquello no queda apenas nada; una mujer madura prematuramente enferma, renqueando con aquella sonrisa de entonces, pero algo agriada.
Hola, ¿eres Marta? Sí, ¿quién eres tú? Soy Javier, ¿te das cuenta?, claro, todos hemos cambiado; como hace tanto que no nos vemos… Ah, sí, claro, que eras amigo de Pablo, ¿te acuerdas de Jorge? ¡Joder!, Jorge, perdona que no te había reconocido. Claro, sin la cresta… Joder, pues sí que hemos cambiado todos (silencio incómodo). Ja, ja, sobre todo yo, que estoy hecha una mierda. ¿Qué dices?, mira, estamos vivos, y eso es más de lo que pueden decir muchos de los de entonces. Mira, Javier, no sé si no me sería mejor haber muerto entonces. Y entonces no se me ocurre nada mejor que espetarle: ¡naaaah, mujer!, si estuvieras muerta no dirías eso.
Si es que cuando estoy inspirado…
NO a la comida en los cines
No me gusta que la gente coma en los cines. No me gustó nunca; cuando era pequeño, en los cines había un ambigú en el que la gente compraba garrapiñadas en el intermedio de las películas. Luego eliminaron el intermedio y también el ambigú, y fue un periodo ideal en la historia de la cinematografía universal, aunque había que acordarse de no beber mucho antes de la peli para no tener que salir a mear.
Pero ahora, en estos tiempos en los que hasta respirar cuesta dinero, han vuelto a abrir los ambigús, pero en versión descomunal, atendidos por personal subempleado y obligado a vestir unas camisetas ridículas. Cobran burradas por unos envases de palomitas como cubos de fregar con una o más latas de bebidas, y permiten consumir todo esto en la sala, al tiempo que proyectan la película. Afortunadamente, las películas suelen escucharse bien porque las ponen a un volumen que haría sobresaltarse a un bloque de granito. Pero aún así no me gusta que la gente coma en el cine.
Para las personas que compartan mi disgusto por esta práctica, propongo una protesta:
Acúdase en grupo no muy numeroso (cinco personas o incluso menos) a una sala de estas modernas de multicine. En mochilas, llévense latas de bebidas carbonatadas y una bandeja de chorizo bien cargado de ajo. Cualquier comida con mucho ajo estaría bien: algo con ali-oli, un pan tomaca con 100gr. de ajo por centímetro cuadrado… lo que sea. Es una lástima que tengan que ser comidas frías, porque si no ya nos iríamos al churrasco con chimichurri, o cambiaríamos el planteamiento y haríamos una sardiñada en las primeras filas, pero si encendemos fuego corremos el riesgo de que la gerencia del local se lo tome a mal.
En cuanto la película comience, colóquense las bandejas cada uno en el regazo y comiencen a consumir el sanísimo, riquísimo pero apestosísimo bulbo en el formato que hayamos decidido. Al tiempo, abran las bebidas y consúmalas sin coto. No se preocupen por los regüeldos, expélanlos con liberalidad, aventen su estómago como un calcetín dado la vuelta; en esto reside el aspecto didáctico de nuestra protesta. Todos los que nos rodeen se percatarán de la impertinencia de nuestra acción. En consecuencia, a poco que hayan evolucionado desde nuestro antepasado póngido serán capaces de relacionar esta desagradable situación con la que ellos mismos producen cuando embuchan la insana y carísima comida del cine, distrayéndose y distrayéndonos del contenido de la película.
Además, no entiendo que los distribuidores de cine estén siempre quejándose de que no ganan dinero. Alguien les debe estar robando sin que se den cuenta, porque a pesar de desplumarnos por varios medios (una sesión de cine puede alcanzar fácilmente los 12€ por cabeza) y de que manejen locales de seis o siete salas con tres personas con contratos de hambre, ellos siguen intentando darnos pena. Al final resulta que va a ser cierto, y que la culpa de todo la tiene internet.
Pero ahora, en estos tiempos en los que hasta respirar cuesta dinero, han vuelto a abrir los ambigús, pero en versión descomunal, atendidos por personal subempleado y obligado a vestir unas camisetas ridículas. Cobran burradas por unos envases de palomitas como cubos de fregar con una o más latas de bebidas, y permiten consumir todo esto en la sala, al tiempo que proyectan la película. Afortunadamente, las películas suelen escucharse bien porque las ponen a un volumen que haría sobresaltarse a un bloque de granito. Pero aún así no me gusta que la gente coma en el cine.
Para las personas que compartan mi disgusto por esta práctica, propongo una protesta:
Acúdase en grupo no muy numeroso (cinco personas o incluso menos) a una sala de estas modernas de multicine. En mochilas, llévense latas de bebidas carbonatadas y una bandeja de chorizo bien cargado de ajo. Cualquier comida con mucho ajo estaría bien: algo con ali-oli, un pan tomaca con 100gr. de ajo por centímetro cuadrado… lo que sea. Es una lástima que tengan que ser comidas frías, porque si no ya nos iríamos al churrasco con chimichurri, o cambiaríamos el planteamiento y haríamos una sardiñada en las primeras filas, pero si encendemos fuego corremos el riesgo de que la gerencia del local se lo tome a mal.
En cuanto la película comience, colóquense las bandejas cada uno en el regazo y comiencen a consumir el sanísimo, riquísimo pero apestosísimo bulbo en el formato que hayamos decidido. Al tiempo, abran las bebidas y consúmalas sin coto. No se preocupen por los regüeldos, expélanlos con liberalidad, aventen su estómago como un calcetín dado la vuelta; en esto reside el aspecto didáctico de nuestra protesta. Todos los que nos rodeen se percatarán de la impertinencia de nuestra acción. En consecuencia, a poco que hayan evolucionado desde nuestro antepasado póngido serán capaces de relacionar esta desagradable situación con la que ellos mismos producen cuando embuchan la insana y carísima comida del cine, distrayéndose y distrayéndonos del contenido de la película.
Además, no entiendo que los distribuidores de cine estén siempre quejándose de que no ganan dinero. Alguien les debe estar robando sin que se den cuenta, porque a pesar de desplumarnos por varios medios (una sesión de cine puede alcanzar fácilmente los 12€ por cabeza) y de que manejen locales de seis o siete salas con tres personas con contratos de hambre, ellos siguen intentando darnos pena. Al final resulta que va a ser cierto, y que la culpa de todo la tiene internet.
viernes, 19 de junio de 2009
carbolipofilia
Este año, el Día de la (Cruda) Verdad llegó antes de lo habitual. Estos últimos días ha hecho bastante calor, y nos hemos visto obligados a bajar rápidamente la ropa de verano.
Lo primero que he intentado es ponerme un pantalón corto que el año pasado me quedaba justito. Pues bien, este año ya no me queda ni justito. Oleadas de manto adiposo luchan por huir de la opresión de la cintura, que dan ganas de llamar a Amnistía Internacional para iniciar una campaña ante la ONU.
Deseché el pantalón, convencido de que había encogido, y retorné al vaquero largo que por error había comprado de una talla más hace un año, el único vaquero que me queda realmente bien ahora.
Pero qué podía esperarse de un año entero mojando pan en el aceitazo del pulpo, en la salsota del pollo de mamá, en la ensaladilla de mi suegra…
Si no fuera un lipántropo-colesterohólico, aún existiría riesgo de llegar a ser anoréxico, pero puedo estar tranquilo, que me gusta jalar como a un obispo tocar las narices.
Y mañana mismo, empanada para empezar, churrascazo con su grasota y helado de postre.
Lo primero que he intentado es ponerme un pantalón corto que el año pasado me quedaba justito. Pues bien, este año ya no me queda ni justito. Oleadas de manto adiposo luchan por huir de la opresión de la cintura, que dan ganas de llamar a Amnistía Internacional para iniciar una campaña ante la ONU.
Deseché el pantalón, convencido de que había encogido, y retorné al vaquero largo que por error había comprado de una talla más hace un año, el único vaquero que me queda realmente bien ahora.
Pero qué podía esperarse de un año entero mojando pan en el aceitazo del pulpo, en la salsota del pollo de mamá, en la ensaladilla de mi suegra…
Si no fuera un lipántropo-colesterohólico, aún existiría riesgo de llegar a ser anoréxico, pero puedo estar tranquilo, que me gusta jalar como a un obispo tocar las narices.
Y mañana mismo, empanada para empezar, churrascazo con su grasota y helado de postre.
jueves, 18 de junio de 2009
Galiza Cunilingüe
Vivo en una zona de España llamada Galicia o Galiza, en la que existe un idioma propio muy parecido al castellano (en realidad es como un intermedio entre el portugués y el español) que se encuentra en serio peligro de desaparición.
Durante la dictadura de Franco (gallego renegado) las lenguas vernáculas de España fueron ignoradas y/o reprimidas. Estos años de persecución, sumados al hecho de que Galicia era un pueblo esencialmente rural y que la modernidad urbana e industrial se identificó con el español, hicieron que el gallego fuera perdiendo fuelle. Quizá lo más importante en todo el proceso, y que nos distingue de Cataluña y el País Vasco, es el complejo de inferioridad del gallego ante lo foráneo.
Como quiera que sea, para evitar la desaparición del gallego, aplastado por el poderoso español, se han habilitado muchas medidas, entre las que está la creación de una televisión en gallego, la subvención de la edición de libros, periódicos y revistas en gallego y la introducción del gallego en el sistema educativo en igualdad con el español.
Pues resulta que ahora el partido de derechas ha ganado las últimas elecciones autonómicas de Galicia, y unos de sus principales discursos en la campaña fue que todos los padres tenían derecho a elegir el idioma en el que querían que aprendieran sus hijos (de entre los cooficiales, claro, no vale elegir arameo antiguo). Es evidente que esta promesa era un farol, pues no es posible respetar el derecho individual de todos los padres a que cada uno de sus hijos reciba la educación en la lengua que elija, porque la población está muy dispersa y eso obligaría a duplicar la oferta de escolaridad en muchísimos lugares. Sin embargo, la oferta cuajó y todos los nacionalistas españoles votaron alegremente a este partido.
Así pues, bajo el barniz de liberalismo en el que se mueve la asociación Galicia Bilingüe, jurando que lo que quieren es que no exista imposición, y que el gallego se desarrolle en igualdad de condiciones con el español, lo que se oculta es la intención de que el gallego desaparezca de una putísima vez y que todos hablemos la lengua de la patria de Cervantes, cuyo imperio volverá a surgir con voluntad señera para mostrar al mundo cómo coño se conquista un planeta, joder ya.
Y esto es lo que me repatea de estos fascistas encubiertos: que hablen de igualdad cuando se parte de una situación de desigualdad. Lo que se pretendía en estos años era insuflarle al gallego un poco de oxígeno para que pudiese resurgir, porque el español es un idioma tan pesado que lo estaba asfixiando. Lo que buscan esos españoleiros velados es retirarle los tubos al gallego y dejar que se muera cuanto antes.
No me gustan los españolistas, y eso queda claro, pero ¿qué hay de los otros, de los nacionalistas gallegos? Pues resulta que estos años se han puesto muy intransigentes con lo del idioma, y han llegado a montar un incipiente aparato de control sobre los empleados públicos y los ciudadanos en general para imponer el uso del gallego por defecto. Eso tampoco me gusta, y no sólo a mí, a la vista de la caída de los votos en las últimas elecciones.
Para terminar de fastidiar, una vez que ganó las elecciones, a Feijoo (alias Wally) no se le ocurre otra cosa que convocar una encuesta entre todos los padres de alumnos de Galicia (a la cual estoy por lo tanto convocado) para hacernos unas confusas cuestiones. En la encuesta se hacen tres preguntas: en qué lengua quieres que se den las asignaturas troncales, en qué lengua prefieres que estén escritos los libros de texto, en qué lengua prefieres que hagan los exámenes y si estás de acuerdo con que se impartan materias en inglés. Se entiende que si en la primera mencionan las asignaturas troncales y en las siguientes no será porque sólo la primera pregunta se refiere a éstas. Sin embargo, los defensores del gallego advierten de que toda la encuesta es solamente sobre las asignaturas troncales, que en infantil son solamente dos. Esto podría ser, pero entonces existiría un gravísimo error en la redacción de las preguntas, que indicaría que el que diseñó el cuestionario tiene que regresar urgentemente al colegio, a aprender a redactar en gallego y castellano. Lo más probable, sin embargo, es que haya mala fe por parte de los españolistas, que son quienes convocaron la consulta, y que pretendan confundir a la gente. Porque fijaos en las opciones que dan: todas en galego, maioría en galego, unhas galego e outras castelán, a maioría en castelán ou todas en castelán; tal parece que estuvieran hablando de más de dos asignaturas, ¿verdad? (en la foto pongo el cuestionario de secundaria, donde hay siete troncales, pero a nosotros nos plantearon el mismo modelo y tenemos sólo dos). Y por otro lado, si este cuestionario se refiriese en efecto sólo a las troncales, ¿en qué lengua se van a dar las demás asignaturas?
Los enunciados son tan inconcretos que jamás sabremos a qué está respondiendo la gente en realidad. De hecho, yo tampoco sé qué he respondido y a qué. Pero da igual, porque al final harán lo que pretendían hacer desde un principio, sin hacernos ni caso.
jueves, 11 de junio de 2009
El moderno proletariado
Si contemplamos el marxismo "real" como una anomalía prolongada en el tiempo, felizmente superada por la historia, podemos observar que los bárbaros -esta vez desde el sur- van entrando poco a poco en nuestra opulenta sociedad para hacer los trabajos que nadie quiere, despojados de todo derecho y sin la condición de ciudadanos. Dado que esto ya ocurrió en Grecia y Roma antes que aquí, podemos augurarle un muy mal futuro al rico occidente.
Por ahora los residentes sin derechos, inmigrantes ilegales o legales, no son tantos como para lanzar un asalto al poder, ni sus hermanos del exterior tienen conciencia de la superioridad del que no tiene nada que perder. Esto facilita que ocurran cosas como la que cuenta Nacho Escolar: un panadero tiene un inmigrante sin papeles trabajando toda la noche por un sueldo de hambre (14 horas, 23€), entonces una máquina deja al esclavo sin un brazo. El dueño de la industria tira el miembro a la basura y abandona al accidentado a una manzana del hospital, pidiéndole que diga que el suceso ocurrió en la calle. El pobre hombre perdió su brazo, y quizá podrían habérselo implantado si lo hubiera llevado consigo, pero tardaron tanto en recuperarlo que ya estaba en muy mal estado.
En el Diario de Levante cuentan que el empresario declaró que su esclavo estaba borracho, cosa que desmiente el análisis efectuado en el hospital.
Y nosotros, los que tenemos plenos derechos como ciudadanos, desde el punto de vista de los epsilon estamos en el bando del empresario. No lo olvidemos. Vivimos como vivimos porque hay gente como este boliviano trabajando por 2€ (o menos) cada hora.
domingo, 7 de junio de 2009
musical contra el cáncer de cuello de útero
Parece que he subestimado la capacidad didáctica de los musicales. Hace unos días hablé sobre un espectáculo que están desarrollando para explicar el concepto de plusvalía en El Capital de Marx. Propuse unos números sin ánimo de enriquecerme, dejándolos aquí a disposición de los chinitos que se afanan ahora -como les corresponde- para sacar adelante tan instructiva propuesta (¿por qué este uso abusivo de la palabra propuesta, cuando los conciertos, películas u obras no suelen proponer nada?). Creía yo que la insensatez no podía ser superada hasta que leo en el periódico que están representando un musical para informar sobre el cáncer de cuello de útero (cuidado, que es de esas páginas de mierda que lanzan la música sin avisar). ¡¡Cómo no se nos había ocurrido antes!!
Nada más lejos de mi intención que frivolizar, como dice Ricardo Benjumea, pero me gustaría saber qué tiene el cáncer de cuello de útero que no tiene el de pulmón, las hemorroides o la enfermedad de Crohn. Por otro lado, bien está una campaña de propaganda, porque es una enfermedad muy peligrosa y fácil de evitar, pero a ver ¿qué necesidad había de hacer un absurdo espectáculo musical?
El musical comienza con unos bailarines en parejas, vestidos de lo que se supone que son "chicos y chicas modernos de hoy en día", con esos pantalones que parecen de guerrillero de la selva Lacandona, pero con cuyo importe podría financiarse una revolución en un país centroafricano. También aparecen, marcando el paso, unos policías de cuero, gorra de plato y cordones un poco de bar de ambiente de San Francisco. Los chicos encantadores se asustan con los policías/militares opresores. "La presión de las tropas comienza a hacerse insostenible (…) los agentes de la desinformación están por todas partes; se han interceptado todas las comunicaciones y la población comienza a estar desinformada. Un pequeño grupo de insurgentes pretenden informar a la población; se hacen llamar La Resistencia". Al parecer, la historia se desarrolla en un ambiente opresivo tipo Blade Runner, y tiene un cierto tufillo de distopía semejante a Matrix, 1984 o Un Mundo Feliz. Así pues, la lumbrera a la que se le ocurrió esta campaña pretende comparar la desinformación en un aspecto concreto de la salud humana con un régimen represor absolutista y alienante. Y noslomismo.
Bien sabéis los que me conocéis que no soy conservador, pero en esto, como excepción y sin que sirva de precedente, me declaro luterano: este tipo de espectáculos no deben usarse, ni para el útero ni para el ano. Y punto.
Nada más lejos de mi intención que frivolizar, como dice Ricardo Benjumea, pero me gustaría saber qué tiene el cáncer de cuello de útero que no tiene el de pulmón, las hemorroides o la enfermedad de Crohn. Por otro lado, bien está una campaña de propaganda, porque es una enfermedad muy peligrosa y fácil de evitar, pero a ver ¿qué necesidad había de hacer un absurdo espectáculo musical?
El musical comienza con unos bailarines en parejas, vestidos de lo que se supone que son "chicos y chicas modernos de hoy en día", con esos pantalones que parecen de guerrillero de la selva Lacandona, pero con cuyo importe podría financiarse una revolución en un país centroafricano. También aparecen, marcando el paso, unos policías de cuero, gorra de plato y cordones un poco de bar de ambiente de San Francisco. Los chicos encantadores se asustan con los policías/militares opresores. "La presión de las tropas comienza a hacerse insostenible (…) los agentes de la desinformación están por todas partes; se han interceptado todas las comunicaciones y la población comienza a estar desinformada. Un pequeño grupo de insurgentes pretenden informar a la población; se hacen llamar La Resistencia". Al parecer, la historia se desarrolla en un ambiente opresivo tipo Blade Runner, y tiene un cierto tufillo de distopía semejante a Matrix, 1984 o Un Mundo Feliz. Así pues, la lumbrera a la que se le ocurrió esta campaña pretende comparar la desinformación en un aspecto concreto de la salud humana con un régimen represor absolutista y alienante. Y noslomismo.
Bien sabéis los que me conocéis que no soy conservador, pero en esto, como excepción y sin que sirva de precedente, me declaro luterano: este tipo de espectáculos no deben usarse, ni para el útero ni para el ano. Y punto.
martes, 2 de junio de 2009
nimias cosas suyas
Nimias cosas mínimas es un blog que me recomendó Antón hace algún tiempo y que sigo desde entonces. Todos los días tiene una entrada sin título, muy ocurrente, divertida, agradable y rápida de ver. Una de las muchas cosas que envidio y que tiene el autor (un tal Alvaro C. del que no se da apenas información) es la capacidad de crear todos los días a buen nivel.
Tiene sólo dos entradas de vídeo, y la última de ellas la publicó hace un par de días. Me permito la libertad de colgarla aquí, pero que sepáis que es de allí.
Tiene sólo dos entradas de vídeo, y la última de ellas la publicó hace un par de días. Me permito la libertad de colgarla aquí, pero que sepáis que es de allí.
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