Hoy es uno de mayo, y es la conmemoración de la colaboración de San José Obrero, en su carpintería, con los manifestantes de la rebelión de Haymarket. En concreto, San José elaboró la mayor parte de los mástiles de madera de las pancartas.
El ovillo de arriba se desentraña diciendo que San José Obrero es un invento del 1955 que se sacó el papa de la manga para contrarrestar las tendencias comunistas de la época. Su fiesta se hizo coincidir el 1 de mayo. Es lo que la religión católica, y todas las dominantes en todo tiempo y lugar, han hecho siempre: asimilar fiestas ajenas para "traerlas a su terreno".
Se sigue desliando el ovillo si digo que la rebelión de Haymarket tuvo lugar en Chicago (ciudad más reivindicativa de los Estado Unidos) el 4 de mayo de 1886, como culmen de la huelga general iniciada el 1 de mayo para conseguir la jornada de ocho horas diarias. En los disturbios alguien lanzó una bomba a la policía, lo que derivó en la detención de ocho hombres, un juicio plagado de irregularidades, y finalmente la condena a prisión de tres y a muerte de cinco. Son los llamados "mártires de Chicago".
Y lo mejor de todo es que en Estados Unidos el primero de mayo no se celebra. Están locos, estos romanos.
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