Apofis era una serpiente puñetera cuyo cometido consistía en intentar evitar que la barca solar de Ra alcanzase el nuevo día. La labor de los hombres era conseguir que esta idiota no lograse su cometido, condenándonos a la oscuridad y/o a la ruptura del orden cósmico (un jet lag grandilocuente). Como era indestructible, sólo se podía aspirar a herirla para demorarla mientras se regeneraba. Considero igualmente aburrido el cometido de Ra y el de Apofis, un poco como funcionarios de la cosmogonía. Mi trabajo es repetitivo, pero uno espera que los seres sobrenaturales disfruten de un poco más de diversión.
Entiendo yo que por Islandia y otros países próximos al norte magnético, cuyo invierno transcurre en una noche permanente, Apofis anda como Perico por su casa.
Hay un asteroide también llamado Apophis, cuya órbita tiene una longitud semejante a la de la Tierra, con el que nos vamos a cruzar en el 2029 y en el 2036, y que existe una posibilidad de que choque con nosotros, creando una nube de polvo que tape el sol. Esto generaría un invierno de esos duraderos que no ve uno el momento de bajar las bermudas del altillo. De esto hablaré un día de estos, que tiene su miga.
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