miércoles, 15 de abril de 2009

Arturo Lezcano en semana santa

El último depredador (http://www.laopinioncoruna.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009041500_5_277476__Opinion-ultimo-depredador)

?Los romeros, en número decreciente, hacen los caminos multiseculares a pie o en carretas tiradas por musculosos, armoniosos, bellos ejemplares de negra cabellera al viento, en todos semejantes a los humanos si no fuesen cuadrúpedos y supiesen hablar. Por lo demás son dóciles, fáciles de amaestrar, incluso con destino a los espectaculares ballets de centauros andalucíes, afanados en el mundo entero.

Otra cosa son sus hermanos de la gran reserva natural de auténticos árboles de innúmeras especies invadiéndolo todo, hasta el mismo borde de la verja protectora. Y tierra, verdaderas sendas polvorientas por donde han de circular los vehículos sin motor o verse obligados a andar, confiando exclusivamente en los soportes de sus piernas, los miles de peregrinos. En la reserva ya no queda ni un solo animal, si los hubo alguna vez y no son simples, aunque encantadores seres de la mitología de los dos primeros milenios. Nos referimos al ciervo, el toro y la vaca, el caballo, el conejo y las inimaginables aves multicolores, voladoras, espesas nubes migratorias en busca del sol, con paradisíaca escala aquí. Como rey absoluto, el solitario, el lince barbado de ojos fascinantes, todavía hoy, símbolo de este maravilloso enclave.

Los únicos animales dueños y señores de esta naturaleza mágica son los parientes de nuestros centauros, que podríamos tomar por cualquiera de nosotros a no ser por su gutural jerga y pavorosos dientes. Por eso bajar de los vehículos o detenerse encierra un peligro de muerte. Esta población de bosquimanos extraordinariamente prolíficos es depredadora, por lo cual se alimenta de centauros, salvajes o domesticados. Ni la civilización nos pone a salvo de sus razzias. Más de un año, en plena fiesta del Rocío, en medio de la piedad o de la danza tradicionales en esta tierra, manadas de prehombres irrumpen vorazmente y se llevan a rastras, en masas sanguinolentas a civilizados inocentes.

Cualquiera de nuestra especie diría que la ley ancestral parece cumplirse: El hombre es un lobo para el hombre. Malthus nos proteja.

Doñana, Viernes Santo.


Arturo Lezcano Fernández

publicado desde móvil (sin enlaces; el aclamado dispositivo blackberry no los permite)

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