Muchos hemos hablado del periodista que le lanzó un zapato a Bush, y hemos jugado a los múltiples engendros flash para participar del jolgorio de atizarle en la cara al ex presidente norteamericano. Sigue teniendo gracia hablar sobre Muntader Al Zaidi en los artículos de opinión que se publican hablando sobre el año que terminó, dedicándole un párrafo y un comentario gracioso. Se hace así leña del árbol caído, suponiendo que el árbol caído sea George W. Bush.
Sin embargo, casi nadie se hace eco del más que probable -si no estuviese en poder de los secuaces del imperio podríamos afirmarlo duda y sin temor- mal trato al que se está sometiendo al periodista detenido. Hace unos días, Uday, el hermano de Muntader Al Zaidi, visitó a este en la cárcel, y al salir hizo público el estado en el que encontró a su hermano. Según refleja el New York Times, Uday dijo que su hermano tenía numerosos moretones en el rostro, puntos de sutura en la nariz e hinchazón en piernas, brazos y manos. El periodista dijo haber sido torturado durante 24 horas después de su detención, totalmente desnudo, regado con agua fría, golpeado por varios hombres con un cable de gran grosor y quemado con cigarrillos. Llegó a ofrecer su firma en un documento en blanco para que le acusasen de lo que quisieran.
Por otro lado, el títere de los invasores norteamericanos, Al Maliki, declaró estar en posesión de una carta en la que Muntader reconoce haber sido instigado por un conocido terrorista a lanzar el zapato a la cara de Bush. Este terrorista, cuyo nombre no mencionó, es conocido por degollar a sus víctimas. No me queda claro si Nuri Al Maliki es idiota o nos toma a nosotros por idiotas, pero esa narración tan burda confirma la disminución en la calidad de los cuentos bagdadíes desde los tiempos de las mil y una noches.
Aunque se presenta como consecuencia de la petición del abogado defensor, quién sabe si el aplazamiento en el juicio al detenido no estará relacionado con su más que probable estado físico calamitoso.
Muntader Al Zaidi probablemente esté siendo torturado en estos momentos. Es una persona normal que tuvo un momento de ira, como el que puede tener cualquiera de nosotros en la calle, influído por el tráfico o por una discusión con alguien. Ha protagonizado un sinfín de artículos graciosos, comentarios y entradas en blogs. Nos hemos reído mucho gracias a él. Pero no creo que él tenga muchas ganas de reírse en estos momentos. Además de las secuelas físicas que puedan quedarle, se enfrenta al peligro de que cuando salga -si sale- de la prisión se halle sin empleo y con dificultades para encontrar uno en su país.
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