Blog personal sobre aquello que me interesa (a mí, que no soy nadie) en cada momento, siempre que tenga ganas de escribir.
miércoles, 26 de noviembre de 2008
mitología griega para burras pardas: gatillazo de Atlas
Antes de entrarle al mito de Prometeo y Pandora, quería hablar un poco del hermano mayor de aquél, llamado Atlas o Atlante, según Robert Graves (Los mitos griegos, 1. Alianza Editorial. Madrid. 2007). Atlas es hermano de Pimeteo (o Epimeteo), Prometeo y Menecio. Se dice que todos estos son hijos del titán Japeto y de Climene (su sobrina -mira el Japeto, qué joputa). En este caso, serían nietos de Crono y primitos de Zeus, si no me hago un lío. Sobre titanes, y sobre la titanomaquia, ya hablé en mgpbp III.
Según cuenta Robert Graves que contaba Platón, Atlante (Atlas) gobernaba una tierra que había más allá de las columnas de Hércules y que era como Asia y África juntas. Más allá de Gibraltar -suponiendo que las columnas de Hércules sea el estrecho, que no está del todo claro- y de ese tamaño puede ser perfectamente América, pero no quiero entrar en esta discusión, que ya se ha gastado en ella más papel (y bits) del que merece.
Se dice que los atlantes eran unos grandes guerreros, y que en esta gloriosa práctica atacaron al oeste y al este, llevándose con gran dignidad las exiguas riquezas de las pobres gentes, y violando épicamente a mujeres y niños (qué grande expresión de la idiosincrasia humana, la guerra). Pero llegaron a hacerse muy arrogantes, y a Zeus como que no le moló, y menos aún le gustó que se alineasen con los titanes y con Crono en su contra. Por lo tanto, Zeus mató a Pimeteo y Menecio, y perdonó a Atlas pero lo condenó a sujetar la bóveda celeste sobre su espalda. Posteriormente se le comenzó a representar sujetanto el globo terráqueo. Si Zeus lo hubiese condenado a sujetar la tierra no sería una bola, sino más bien un ladrillo, bloque o tocho terráqueo; no olvidemos que en aquella época la tierra era plana, gruesa y manchadiza, y que se redondeó hacia el renacimiento.
Pues bien; olvidaos de lo que os cuento, porque son dos historias amalgamadas por la cabeza descentrada de Robert Graves. Por un lado está la historia de la Atlántida, contada por Platón en sus Diálogos como cierta, y desmentida por Aristóteles más tarde (dijo que en realidad Platón era un cachondo y se lo inventó todo para dar un poco de emoción al libro, que si no lo hacía no se vendía ni uno y a ver qué vergüenza, en la feria del libro el solito en el tenderete sin firmar un solo papiro). Por otro lado está la Titanomaquia, que es la guerra de Zeus el del trueno para trincarle a Crono el trono.
Lo que contaba Platón sobre la Atlántida era que en efecto los Atlantes se hicieron presuntuosos ante Zeus y que este permitió que los atenienses los derrotaran y luego envió una catástrofe natural (lluvia, tempestad, huracán, terremoto o alguna combinación de estos) que sumió al poderoso reino bajo las aguas.
El famoso cartógrafo Mercator (el inventor de una famosísima proyección para representar el mapa del mundo) utilizó por primera vez la palabra Atlas para denominar el libro que recopila mapas, y no se refería con ello al titán castigado a sujetar sobre sus hombros la bóveda celeste, sino a un rey libio, posible origen del mito de Atlas, que seguramente existió, del que se dice que era un muy sabio astrólogo, y que fue el creador de la primera representación del globo celeste.
Si encontráis esto liado no me echéis a mí la culpa, sino al cabrón de Robert Graves.
Estáis avisados.
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