martes, 4 de noviembre de 2008

La Vanguardia digitaliza su hemeroteca


Esta es una gran noticia, porque la hemeroteca de La Vanguardia comienza en el año 1881, y al estar digitalizada permite la búsqueda por tema, por palabra (acotando por fechas, seleccionando sólo portada o suplementos, eliminando resultados con una palabra determinada...) o por tendencias. Esto de tendencias se aparta un poco de lo que se podía esperar, y permite un tipo de análisis inesperado; si pones una palabra en un campo, te genera una secuencia temporal en la que aparece el número de resultados que contienen esa palabra por mes. Por ejemplo, yo seleccioné la palabra Weyler, que fue el capitán general de Cuba durante la guerra de independencia promovida por los USA (era una burra parda, por cierto). Aparece con intensidad en los meses y años inmediatamente anteriores a la independencia de la isla, y luego durante muchos años más, hasta el 1930, que hay un pico y luego casi desaparece la referencia hasta los años 70, que vuelven a aumentar los resultados aunque con menos fuerza (podéis verlo aquí). Haciendo doble click en uno de estos resultados, del año 74, se despliega un listado de enlaces y observo que corresponden a direcciones de la calle General Weyler; esto seguramente se deba a que en esta época se bautizó una calle con este nombre, y a partir de entonces los anuncios de ofertas inmobiliarias generan los resultados.
Otra opción interesante para buscar en tendencias es la de neologismos, o palabras en desuso, o cualquier otra palabra cuyo uso nos interese comprobar a través del tiempo. Yo escogí la palabra (o palabro) posicionamiento, que es un término que odio y que no sé ni siquiera si será muy correcto. Su evolución es clara: en el siglo XIX, al principio de la secuencia, apenas sí se usaba, y va aumentando progresivamente hasta finales del XX. Como herramienta para observar el uso de las palabras a través del tiempo no tiene precio.
Seguro que tiene miles de aplicaciones más, y es el típico sitio en el que podríamos estar horas perdiendo el tiempo. Por desgracia, no me queda mucho tiempo que perder. He de trabajar un poquito.

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