Me desperté el domingo pasado en un hotel de Barcelona. Encendí la TV para ver las noticias, pero a esas horas únicamente mostraban dibujos animados en la mayoría de los canales. Me fuí a lavar los dientes y oí un anuncio destinado a los consumidores infantiles hablar de Wally, anunciándolo a bombo y platillo. Salí corriendo hacia la televisión para ver con mis propios ojos la reaparición del héroe de camiseta de rayas y gafas de pasta negra que se mutiplicaba por doquier, loquito porque alguien lo encontrara. Si aún existe Wally, existe esperanza en las nuevas generaciones- pensé para mí. Cual no fué mi desdicha al plantarme en frente al aparato que tanta excitación hacía referencia a Wall-e y no a Wally. Lo dicho, no hay futuro...
2 comentarios:
Me desperté el domingo pasado en un hotel de Barcelona. Encendí la TV para ver las noticias, pero a esas horas únicamente mostraban dibujos animados en la mayoría de los canales. Me fuí a lavar los dientes y oí un anuncio destinado a los consumidores infantiles hablar de Wally, anunciándolo a bombo y platillo. Salí corriendo hacia la televisión para ver con mis propios ojos la reaparición del héroe de camiseta de rayas y gafas de pasta negra que se mutiplicaba por doquier, loquito porque alguien lo encontrara. Si aún existe Wally, existe esperanza en las nuevas generaciones- pensé para mí.
Cual no fué mi desdicha al plantarme en frente al aparato que tanta excitación hacía referencia a Wall-e y no a Wally. Lo dicho, no hay futuro...
En realidad eso es lo que le corresponde a Wally: estar perdido ;-)
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