Con el pretexto de la crisis económica, le han colado al pueblo americano, entre las medidas del plan de choque, una exención de impuestos para las flechas de madera para niños, en concreto para aquellas cuyo diámetro sea inferior a 5/16 de pulgada. Esto supone una violación de los tratados firmados en su día por el presidente Reagan para la paz y el desarme. Veremos qué tiene que decir a esto Vladimir Putin; es posible que, en represalia, potencie la fabricación de escopetas lanzadoras de corchos.
Por lo de pronto, no parece que la economía estadounidense tenga en los fabricantes de flechas diseñadas para su uso por niños uno de sus puntales principales. Tampoco parece que el diámetro sea relevante, y es probable que los fabricantes de astas de flecha de 3/8 de pulgada estén ahora muy enfadados.
Este es el tipo de cosas a las que lleva el sistema electoral estadounidense. Tienen unas circunscripciones muy pequeñas en las que se elige un solo representante por sistema de recuento mayoritario (obviamente), que en la práctica y en el conjunto de circunscripciones funciona casi como un sistema proporcional puro, aunque con matices importantes. No me quiero extender en este tema por no resultar aburrido (me encanta y a veces me emociono, hablo, y cuando me fijo resulta que estoy hablando solo), pero la cuestión es que con circunscripciones muy pequeñas, casi todo el mundo conoce a los candidatos personalmente, y muchas personas les hacen llegar sus peticiones particulares. Los candidatos han de luchar, pues, muchas veces por lograr llevar adelante propuestas orientadas a minorías localizadas en una pequeña parte de un estado. Su reelección depende de ello, y de aquí viene sin duda esta extrañísima petición de exención de impuestos. Esto explica también que el plan de Bush haya pasado de 3 páginas que tenía originalmente a 451 en la versión que consulté yo, y desarrolladitas creo que superan las mil páginas. De las tres a las mil, lo que hay son chalaneos y colegueos como el de las flechas, aunque no tan llamativos. Todos los congresistas, o al menos la mayoría, estaban de acuerdo con que había que hacer algo, y el plan habría salido adelante en la primera votación, pero cada representante tenía que sacar de esto un caramelito que darles a sus votantes, y por eso el plan hubo de ser sujeto a unas intensas negociaciones en las que se fueron introduciendo estas pequeñas, extrañas y a veces absurdas condiciones.
En cualquier caso, un plan que se preocupa de sectores tan decisivos para la economía mundial como el de la fabricación de flechas de juguete (que no superen los 5/16 de pulgada de diámetro) tiene que ser forzosamente un gran plan. A mí me tranquiliza un montón.
(Si queréis echarle un vistazo al plan, esto es un enlace para bajártelo en pdf; a mí no me apeteció leerme las 451 páginas, pero a lo mejor a vosotros os divierte).
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