La primera reflexión que me produce la lectura de esta importantísima encuesta es que no sé si valora el desequilibrio de demandas -no parece correcto hablar de oferta y demanda para este caso-, porque de ser así llegaríamos a la conclusión de que o las españolas son unas estrechas o nosotros asombrosamente rijosos.
Por otro lado, existe la posibilidad de que lo que la comparación con otros países desarrollados indique sea una mayor sinceridad en los encuestados españoles, y que todos hayan ido a putas igual.
En cualquier caso, en mi ejercicio de introspección resulta que yo estoy entre los mentirosos y/o pichaflojas que no han ido a putas. Y como no me apresure ya no llego.
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