Pues la cuestión es que una vez que Crono llegó al trono se le olvidó lo pactado con Gea y pasó de liberar a los hecatónquiros y los cíclopes. Esto a Gea no le gustó nada, y en el momento de calentón le dijo a Crono que, igual que le sucedió a Urano, un hijo suyo le quitaría el trono. Esta profecía/maleficio no le gustó nada a Crono, que a partir de ese momento se comió a todos los hijos que engendraba su esposa -a la vez que hermana- Rea.
Ya llevaba Crono dos niños engullidos cuando a Rea se le hincharon los ovarios y decidió salvar al que llevaba en sus entrañas en aquel momento (eran paridoras, las titánides, y el titán Crono donde ponía el ojo ponía el gameto). Para ello habló con su suegra y madre, que andaba por allí mascullando insultos y maldiciones hacia su hijo, y tramaron un plan entre las dos. Rea cogió una piedra, la envolvió en un faldón horroroso lleno de bordados y se la dio a Crono como si fuese su hijo recién nacido. Crono, en flagrante déficit de atención, se tragó aquel mampuesto creyéndolo bebé y su mujer y su madre se llevaron al verdadero niño -llamado Zeus- lejos, a una cueva donde fue amamantado por Amaltea, una cabra-dios. Se da la circunstancia de que esta cabra tenía leche por haber parido a su hijo Pan, que por lo tanto es hermano de leche de Zeus, mira tú. Además, tan agradecido le quedó a Amaltea el dios que puso su imagen en las estrellas como homenaje, y de ahí la constelación de Capricornio. Otra curiosidad es que para que Crono no pudiese oír el llanto de Zeus lo vigilaban unos guerreros llamados Curetes, cuyo entrenamiento con las armas hacía tanto ruido que enmascaraba el que hacía el niño. Por otro lado, Crono gobernaba el suelo, el cielo y las aguas, así que para que no fuese visto, Zeus debía permanecer en una cuna colgada de la rama de un árbol (entre el cielo y el suelo, y lejos del agua). Una cosa de locos, vaya.
La historia de cómo llegó Zeus a conquistar el trono de Crono parece sacada de una saga de Marvel:
Cuando Zeus se hizo mayorcito fue a ver a su mamá y le pidió que le nombrara copero de Crono. Rea le ayudó y le proporcionó una poción emética para mezclarla con la bebida dulzona que tomaba Crono (¿con gas?, ¿Olimpo-cola?). Éste le metió tal trago que de la primera arcada salió la piedra envuelta en faldones, y detrás los hermanos y hermanas de Zeus. Como Crono comía con ansiedad y no masticaba, salieron todos ilesos, aunque muy babados. Encantados de conocer a su hermano y benefactor Zeus, pidieron a este que los condujera en la guerra contra los titanes y las titánides, acaudillados por Atlante (aka Atlas) porque Crono ya no estaba para esos trotes (no entiendo: si son dioses se supone que tienen vida eterna y no envejecen).
La guerra duraba ya diez años y no se le veía final cuando la Madre Tierra profetizó la victoria de Zeus siempre y cuando recurriese a la ayuda de los desterrados por Crono al Tártaro (¡no!, ¡otra vez el Tártaro nooooo!). Y así es como, liberados por Zeus y sus dos hermanos, los Cíclopes y los Hecatónquiros volvieron a salir del Tártaro. En agradecimiento, los cíclopes le dieron a Zeus el rayo como arma ofensiva, a Hades un yelmo que volvía invisible al que lo llevaba y a Poseidón, como no les quedaba nada bueno, le dieron un simple tridente (yo me hubiera quejado). Luego fueron a donde estaba Crono y Hades entró de escaqueo para robarle las armas, Poseidón hizo el idiota con el tridente para distraerle (más no podía hacer, con esa especie de horquilla inofensiva) mientras Zeus lo derribaba con el rayo. Después, los gigantes de cien manos lanzaron piedras a los titanes y finalmente la cabra Pan pegó un chillido tal que los asustó y huyeron. Finalmente los dioses dieron caza a los titanes y a Crono, que fueron desterrados a una isla británica del oeste; todos excepto Atlante, que recibió un castigo ejemplar al ser condenado a soportar sobre sus hombros el cielo. Las titánides fueron perdonadas. Como espero serlo yo también por ser tan vago, y publicar tan de tarde en tarde. Hasta otra.
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