martes, 4 de marzo de 2008

Lunalunera

Hace meses, mi hijo mayor me preguntó para qué existía la Luna. Supongo que pensar que todo existe "para algo" es un rasgo de pensamiento infantil, que necesita encajar todo en su sitio para vivir tranquilo. No difieren mucho en esto de las personas supersticiosas que creen en uno o más dioses o de los que leen libros de autoayuda (cuyo nombre no entiendo, a no ser que se refieran a la que el autor se hace a sí mismo engañando a tantos incautos). Le respondí -a mi hijo- algo así como que la Luna simplemente está ahí, y que la mayoría de lo que existe puede ser causa de algo, pero que los objetos no tienen intenciones; y en el caso concreto de la Luna es causa de las mareas y nada más. 

Escuché hace un rato en la radio a un oyente anónimo contando algo interesante sobre la luna. Fue en un programa nocturno de la Cadena Ser española que se llama Si amanece nos vamos (el enlace lleva a una página desde la que podéis suscribiros a un podcast del programa) No le dio la razón a mi hijo, pero me contradijo en cuanto a la función de la Luna en la estabilidad de la Tierra. No está para que nosotros podamos vivir, pero si desapareciese ahora nosotros necesitaríamos armarios más grandes, y las plantas mucha paciencia.

Resulta que la luna no sólo es útil para servir de referente a canciones como Moon River, Blue Moon u Over the Sun, Moon and Stars. También está ahí para hacer que el nivel del mar fluctúe, y también contribuye a la estabilidad del eje de rotación de la tierra, de manera similar a lo que pasaría si tierra y luna estuvieran unidas por una goma que envolviera a ambas permitiendo a la tierra girar. Esto se debe a que el ecuador de la tierra, que es protuberante, está más próximo a la Luna y por lo tanto se atrae más, lo que estabiliza el eje de rotación fijando su posición vertical (vale, con una leve inclinación, pero el hablante de la radio no lo mencionó).

Pero la Luna no está siempre a la misma distancia de la tierra, sino que va alejándose a razón de unos metros cada año. La estabilidad total sería algo milagroso, porque supondría el equilibrio perfecto entre la mutua atracción y la fuerza centrífuga inherente al giro de traslación. La inestabilidad que produciría estar demasiado cerca haría al satélite tender a acercarse cada vez más, y terminaría uniéndose a nuestro planeta y poniéndonos perdidos de polvo, y matándonos mucho por varios conceptos (no sabría decir qué aniquilaría antes a la humanidad). Así pues, la órbita que describe la luna tiende a crecer, de modo que llegará un momento en el que los días durarán un poco más, otro poco más, y así hasta que la luna aumente su alejamiento respecto a la tierra y termine por liberarse de nuestra atracción, con lo que el movimiento de rotación desaparecerá tal y como lo conocemos, con un eje estable. Si lo pensáis, la rotación es lo que hace que la tierra no gire excéntrica y por tanto hace que haya zonas cálidas y frías; mantiene los polos donde están y el Ecuador en su sitio. En definitiva, si la luna decidiese irse a vivir su vida, necesitaríamos un armario el doble de grande, porque no podríamos mandar durante el verano la ropa de invierno al trastero. No sé si seguiría una pauta (no he encontrado respuesta a esto), pero la Tierra no se mantendría siempre con la misma disposición respecto al sol, por lo que durante un tiempo estaríamos a menos cincuenta y al cabo de un año o dos de repente a más cincuenta. De locos, vaya. Y nosotros aún, que con una rebequita vamos tirando, pero imaginaos lo que les sucedería a las plantas, que son unas insensatas y salen siempre sin jersey ni bufanda, y sin plantas no hay vida posible, así que ya podéis tratar a la Luna con respeto y con cariño, que le debemos mucho. Vaya, ya he caído en la personificación de los objetos que criticaba antes.

Ya, ya sé que esto ocurrirá dentro de millones de años, y que para entonces estaremos muertos, pero tampoco te creas que es gran consuelo. Preferiría llegar vivo hasta ahí.

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