Esta expresión se utiliza con la forma "poner de chúpame dómine" para indicar la crítica o descalificación de alguien.
Procede del antiguo régimen, de una costumbre de la zona de Catania. El obispo Giulio Zanetti la menciona en su encíclica Come i Cani in Fervor, y dice (traduzco del italiano) "las mujeres se ofrecen con desvergüenza al amo para obtener de él prebendas y favores de tal manera que la virtud y el decoro no existen en la región, y no hay nada bueno que pueda decirse de estas gentes que a la voz de chúpame, amo! se entregan como perras en celo". Parece que era recurso habitual para las familias de pocos recursos entregar a una hija en concubinato al príncipe para obtener de él apoyo económico. Las mujeres deseaban ser entregadas porque les aseguraba una vida cómoda sin que les supusiese un gran sacrificio la pérdida de su virtud, entre otras cosas porque el príncipe no podía atender a tantas como se le ofrecían, y muchas de ellas no llegaban jamás a ser mancilladas.
En "Etimologia per tutti gli pegni", el dottore Pier Labanda de L'estrove dice que la imagen de las mujeres entregadas al pecado hizo que se identificase este grito de ofrecimiento, que venía originado por la necesidad económica, con el vicio. De ahí que terminase diciéndose poner de chúpame dómine como ataque verbal genérico a una persona, y ya no sólo como adjetivación de la actitud pecaminosa de las mujeres.
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