Llegué a la tienda, le conté a la movida a la mujer que la atiende y me largué dejando la compra allí. No quería saber nada de aquel sitio, de aquel barrio ni de aquella gente. Sólo quería huir. Al irme hacia abajo saludé a Richard, que estaba en la puerta de una cafetería.
Al decidí volver a nicetrip. Necesité un rato de deambular por la zona, encontrar un cajero y parar en la cafetería de abajo, en la que estaba Richard. Aún estaba, y también estaba la policía municipal; entré a ver si tenía algo que ver el tema de los putos perros mierda esos. Y resulta que el bar es de Richard, que los pavos venían de allí y que ya es la segunda vez que van. La primera se tuvieron que ir porque había demasiada gente para atreverse a liarla, pero según salieron pararon un coche y se metieron dentro. El conductor no quería que entrasen y ellos le dieron una hostia y el pavo tuvo que llevarlos a donde quisieran. No supieron más de ellos hasta hoy.
Justo después de amenazarme a mí fueron a la parada de taxis de arriba y pretendían entrar con el pitbull en un taxi. Entonces apareció la policía (que había avisado Richard) y el taxista aprovechó para escapar.
Los policías dijeron que no se podía hacer nada hasta que no los pillasen haciendo algo. Y como siempre sucede me extrañé mucho de que no hubiese nada que hacer. Resulta que puedo ir por la calle insultando y amenazando a quien sea que no me va a ocurrir nada. Puedo secuestrar a un tipo dándole una piña en la cara y obligarle a que me lleve a donde yo quiero y la policía no puede hacerme nada. Puedo estar en un bar y liarme a pegar gritos y no me pueden hacer nada. Puedo mear en la calle y llevar a un perro peligroso sin bozal y nadie puede decirme nada. Joder, que como me diga algo un policía por echarles de comer a los patos de Santa Margarita lae arranco la cabeza.
En el momento en que me ocurrió anduve por ahí pensando que la policía debería cogerlos y forrarlos a hostias. Pensé en contratar a unos mafiosos que los matasen después de torturarlos. Pensé tantas cosas de este estilo que al final llegué a la conclusión a la que llego siempre: las víctimas son las últimas personas a las que se les debe dejar decidir sobre la manera de reprimir un delito; y estoy pensando sobre todo en el terrorismo y también en la pena de muerte. Por supuesto que si tuviese ocasión los hubiese matado. Por eso mismo no se me debe preguntar a mí qué habría que hacer con ellos. Y mucho menos se le debe permitir a la policía que actúe por su cuenta. Imaginaos que hoy les dan una buena tunda a esos y no les quedan ganas de volver a hacer el imbécil por la calle. Muy bien. Pero imaginaos que mañana esos mismos policías le dan una somanta a un tipo por llevar una camiseta que pone Kill Bush (existe), y pasado hostian a otro porque tiene mogollón de pluma… Si se les permite apalear a quien sea en función de lo que ellos opinen quizá mañana te peguen a tí por algo que no es delito (como salir con la hermana de uno de ellos).
Lo malo de esto es que ahora ando por la calle con miedo, y he perdido parte de la confianza en mí mismo. Y en mal momento, por cierto, porque he vuelto con el Cíclope.
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