No entiendo esta expresión. Se refiere a todo aquello que puede erizarnos el vello, como el miedo o el frío. Sin embargo, a la carne de las gallinas no le veo ninguna característica que marque una diferencia cualitativa, respecto a la carne de ornitorrinco o de mangosta, con vistas a simbolizar aquellas sensaciones.
Otra cosa es la piel de las gallinas, que sí aparenta -por los poros de los que nacen las plumas- el efecto de los pelos saliendo en perpendicular a la superficie de la piel.
Por todo esto, propongo que en lo sucesivo digamos de lo que nos asusta que nos pone la piel de gallina, en lugar de la carne, que se me antoja tan poco apropiado que me pone los vellos como carpas (plotichiplotichi, me hacen los pelos).
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