Llevo unos días dándole vueltas a esto del nombre del blog, y creo que ha llegado la hora de dar el gran paso. Cuanto antes, mejor. No me gusta absolutamente nada el nombre de microcerdos. Me encantó en un principios, pero ahora me horroriza.
Este blog ha sido hecho desde la clandestinidad de las montañas afganas, con la amable compañía de míster bin (laden). No he puesto nombre ni foto ni apenas datos personales. Todo secreto. Y esto fue por varios motivos: el primero que no quería arriesgarme antes de saber exactamente qué tipo de blog quería, porque si el tema es demasiado íntimo quizá sea mejor la protección del anonimato. Y el segundo motivo es que ese nombre... ese nombre... ese nombre no se adecua en absoluto al tema ni al estilo de lo que quiero escribir; estaría bien en una temática porno, o de vanguardia gore, pero no en mi blog, y eso mi subconsciente lo supo y procuró esconderme del escrutinio público. Por otro lado, esa broma con microsiervos tendría su gracia si no viviéramos en el mismo planeta, pero somos demasiado próximos, y me gustaría no vivir subordinado a nada ni nadie.
Es curioso. Estoy pensando en Jagger, Jones y Richards pasando lo mismo que yo para ponerle nombre al grupo: si le ponemos Rolling Stones nunca podremos salirnos de la sombra de Muddy Waters. Fíjate.
No puedo evitar divagar...
Hace un par de años mi madre se hartó de guardarme carpetas de mi época de estudiante y me las metió en el coche. Entre otras muchas cosas, había varios boletines de evaluación del colegio; en el apartado de observaciones se repetía, trimestre tras trimestre, una sola frase que no me gustó nada: "Lento y disperso".
Ese es el nombre de mi nuevo blog.
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