No me puedo creer que no haya ningún blog que se llame microcerdos. Estoy feliz. No sé exactamente de qué va a ir esto, pero tened en cuenta que en la red estoy suscrito a varios periódicos y a varios blogs de esos de cacharros y tecnología, además, como no, de microsiervos y el blog de Enrique Dans.
Obviamente, el nombre de intenta parodiar al admirado original microsiervos, y quiero que esto quede bien claro. No pretendo ser hiriente ni hacer daño, sino más bien todo lo contrario. YO soy la antítesis de Alvy, Nacho y Wicho. No soy ni aspiro a ser riguroso, ni bien informado, ni nada de eso. Soy fruto del tiempo que vivo: leo muchas cosas a gran velocidad y enterándome a medias. A los diez segundos de leer algo sólo conservo una información residual y poco relevante de lo que he leído. Es lo que pasa cuando tienes un agregador de noticias petado varias veces al día, y al mismo tiempo familia, trabajo doméstico, uno o más libros empezados, varias series de tv que pretendes seguir y también ese pesadísimo pero imprescindible trabajo remunerado de mierda, del que a lo mejor cuento cosas más adelante. Y a esto debo añadir, que ya me olvidaba, una memoria de pez.
Uno de mis intereses es la política, pero no soy apasionado, sino un observador admirado de lo que ocurre. Por esta actitud meramente contemplativa estoy dudando seriamente si hacer anotaciones sobre noticias de política, dado el horrible tono que tienen normalmente los comentarios de los blogs políticos y periódicos digitales. En estos sitios, los trolls son la norma, y se considera la mala educación la única muestra posible de libertad de expresión. Ya veré; aunque supongo que si se empieza con esto es difícil retroceder.
Por ahora está bien. Ahora voy a dedicarme a lo mío (observar el efecto de la deriva de los continentes en el techo de mi habitación).
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